26 may 2010

El oficio del traductor

Fuente: Revista Ñ - Martes 25 de mayo de 2010.

Un oficio que tiende puentes culturales

En un encuentro reciente, se reflexionó sobre el oficio del traductor, el español, la influencia de las nuevas tecnologías y la resignificación creadora del profesional.

Por: DOLORES PRUNEDA PAZ

CONGRESO. Unos 1.700 profesionales de todo el globo debatieron sobre el futuro de la traducción.
Como todo lenguaje en tanto código social cambiante es portador de historias, vínculos sociales e imaginarios colectivos, traducir es, más que trasladar ideas, hacer inteligible todo un entorno cultural a Otro", analiza Atenea Acevedo, oradora mexicana del V Congreso Latinoamericano de Traducción e Interpretación realizado la semana pasada en Buenos Aires. El congreso, que reunió a unos 1.700 profesionales de todo el mundo, inaugurado por la presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, reflexionó sobre los retos de una traducción entendida como puente entre culturas, en una actualidad signada por la globalización, los avances tecnológicos y fuertes cambios socioeconómicos.

Para Acevedo, traductora, activista y feminista el quid de la traducción e interpretación efectivas que propician una comunicación real, "implica un ejercicio de contextualización lingüística y cultural constante. Quien se dedique a esto debe comprender los contextos de los idiomas con los que trabaja y el contexto cultural de quien transmite y quien recibe el contenido de cada discurso", sentencia. Y añade: en este oficio "es necesario desentrañar el colorido y el tono de cada mensaje para que resuene en quien lee o escucha y pueda darle un significado a partir de sus propios marcos de referencia".

También estuvo presente el filólogo y escritor español Alberto Gómez Font, coordinador de la Fundación Español Urgente (Fundeu), quien señaló que "traducir no es una labor automática, se trata de tener un conocimiento amplio de la cultura en la que se expresa la lengua de origen y la lengua de destino, un juego que tiene que ver con conocer la realidad que se aspira a reflejar".

Esta traslación la explica con un ejemplo: "estuve mirando una película hollywoodense junto a unos amigos, y, mientras en el inglés original escuchaba 'hueles a Old Spyce' en los subtítulos leía 'hueles a Heno de Pravia': esto es traducir realidades, en ambos casos citaban una marca vulgar y popular de colonia".

Respecto de la labor de los intérpretes, Gómez Font, dice que se plantea un inconveniente que va más allá de la simultaneidad que podría compararse con una transmisión en vivo y en directo.

"Ellos no sólo deben conocer la cultura a fondo del hablante (su historia social, política y religiosa), sino que tienen a su cargo lo más difícil del mundo, los chistes del disertante. Cuando un orador bromea en alemán a veces no le queda más que pedirle al público que se ría", ironiza.

Con mirada literaria, Mempo Giardinelli explica que "la clave de la relación traductor autor está en trabajar juntos y crear el nuevo texto al alimón. Ambos, autor y traductor, van detrás de esa utopía compartida que es la escritura perfecta. El juego más fascinante, delicado y complejo que he conocido y disfruto. El resultado de esa conversación no siempre es una comunión consciente, muchas veces es algo que se va dando de modo implícito, sutil, a medida que el traductor avanza en su versión del texto proveniente de la lengua del autor". Algo lógico, dice Giardinelli porque "leemos, se sabe, como quien camina, como quien mastica, como quien respira, distraídamente pero conscientes e interesados; ya que necesitamos conocer y saber pero no de manera evidente, sino más bien como fingiendo una cierta pasión por el pasatiempo".

Leer es "'pensar impensadamente'", compensar las horas del trajín diario con un remansado agotamiento provechoso, y traducir es todo eso mismo pero universalizado porque al traducir se traslada lo escrito para que sea leído nuevamente en otra lengua, que es como decir 'otro temperamento', 'otra idiosincrasia', 'otra cultura'. Una transformación maravillosa que no es arte de magia sino dominio lingüístico", resume Giardinelli.

Respecto de la colaboración que recibe la traducción desde las nuevas tecnologías, Gómez Font dice que "El mundo es cada vez más cómodo y exacto gracias a ellas". La velocidad de las comunicaciones genera una tendencia al español neutro, internacional o global donde no tienen cabida los usos locales pero que "es comercialmente práctica porque todos los hispanohablantes entienden de qué se trata". "Lo mismo puede decirse de esa versión intermedia que se escucha en algunos doblajes entre el español neutro y el que se habla en Argentina, todos entendemos el término boludo cuando lo escuchamos, porque que los hay los hay", grafica.

Acevedo se refiere a "las máquinas" y señala que "son herramientas que pueden ayudarnos a ser más productivos en el sentido posmoderno, para procesar grandes volúmenes de palabras con mayor rapidez, aunque se olvida con demasiada facilidad que la esencia del oficio de la traducción está determinada por las peculiaridades del lenguaje como algo vivo y en constante evolución".

Entendido el lenguaje como uno de los elementos que distingue la condición humana, "cabe redefinir la noción de productividad a partir de esa labor que tendrá que conservar un carácter artesanal, vinculado a los matices que no pueden revelarse sin la cuidadosa selección de las palabras", sostiene Acevedo y concluye: "uno de los mayores desafíos de hoy es mantener un aprendizaje constante con las otras formas de ver y experimentar el mundo. Porque traducir e interpretar significa tender puentes, tejer redes entre seres que de otra manera quedarían marginados al espejismo de una sola forma de vivir y perderían el encanto de la diversidad".

El Congreso fue organizado por el Colegio de Traductores Públicos de la Ciudad de Buenos Aires bajo el lema "Traducir culturas: un desafío bicentenario".

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