"Esta vez el pueblo quiere «decir» de qué se trata", explicaron los organizadores del III Congreso de las Lenguas Bicentenarios, que se realiza en Rosario hasta el martes próximo, reformulando la clásica frase de los cabildantes de 1810. De la actividad participarán comunidades aborígenes, investigadores, lingüistas, académicos,escritores, alumnos y artesanos, entre otros. Habrá foros, debates, ponencias en distintas lenguas, talleres, libros y música con un hilo conductor y reflexiones porque consideran que, a pesar de los 200 años, aún hay que "descolonizar pensamientos, narraciones y prácticas diarias".
El III Congreso de las Lenguas arrancó ayer en La Toma (Tucumán 1349) y su agenda, tan nutrida como pensada, promete un espacio de integración y asombro. Las actividades incluyen una "suelta de palabras»" que en estos dos siglos se hayan vivido como sojuzgadas. El martes, al mediodía, marcharán hacia la plaza 25 de Mayo. Podrán participar los que sientan que tienen algo que decir, reclamar o señalar a una nación que todavía "excluye e hizo posible un Estado genocida".
"Buscamos el intercambio de experiencias para que realmente sea intercultural", indicó el profesor Rodolfo Hachén, del colectivo Las Lenguas, que impulsa el encuentro en el marco de los Bicentenarios latinoamericanos.
La experiencia viene precedida por dos ediciones: en 2004, con un congreso paralelo al que impulsó en Rosario la Real Academia Española, del que participó el premio Nobel José Saramago, y en 2007, cuando en Buenos Aires reabrieron el debate planteando "El ejercicio de la interculturalidad y la recuperación de la memoria histórica".
Descolonización, relatos históricos y memoria, identidades y políticas lingüísticas. Además, se presentan trabajos sobre jurisprudencia, géneros, educación, recursos naturales, soberanía alimentaria, empleo, salud y vivienda. Y producciones científicas y tecnológicas.
Asisten disertantes de Brasil, Chile, México y España y las comunidades de pueblos originarios. "Es gratis y el que puede aportará una pequeña contribución para los gastos. Sólo tiene que ir dispuesto a compartir lenguas y pensamientos que nunca escuchó", concluyó.
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